Al amor tratémoslo con cuidado
- solrep4s
- 10 mar 2017
- 2 Min. de lectura

Soy fielmente creyente de que las palabras ejercen un gran poder sobre las personas, un simple “me gusta tu camisa” o “esa ropa no te combina” puede cambiarle el día a cualquiera. Cada vez que entro a la universidad casi siempre me encuentro con un vigilante que muy sonriente me dice “buenos días señorita, bienvenida, que pase un feliz día”, esta frase automáticamente mejora mi estado de ánimo, me saca una sonrisa y me hace empezar mi rutina universitaria más feliz.
Cuando el Sr León no está en la puerta principal porque le ha tocado hacer una ronda, fue al baño o simplemente era su día libre, siento la ausencia de sus “buenos días”. Hasta he empezado a creer que él es un amuleto de buena suerte universitaria, o un disparador de buenas energías.
Esta sociedad que al parecer va girando más rápido con el pasar de tiempo, me ha enseñado la importancia de ser amable con las personas. Uno de estos días que escuchaba la radio mientras iba de regreso a casa. Un locutor venezolano muy reconocido, estaba contando que varios años atrás, un niño alto, despelucado y esbelto, tocó la puerta de su emisora para que le realizara una entrevista, pues él era un cantante poco conocido y quería valerse de este medio para darse a conocer. La respuesta del locutor fue un rotundo no y sin ninguna explicación.
Por esas vueltas que da la vida, años más tarde el periodista se encontraba frente a su televisor para ver los Grammys, un premio que reconoce el talento musical de los artistas, justo ahí, en su pantalla estaba Ricky Martin, el niño que él había rechazado estaba siendo galardonado ¿Ahora quién quiere la entrevista? El mundo tiene unas formas graciosas de hacer justicia y burlarse de las personas.
Nada cuesta decir “buenos días, gracias, permiso, feliz día” o regalar sonrisas sinceras, en vez de ir por la calle soltando groserías a cuanta personas se te atraviese por al frente. Sé que no todos los días son buenos, que algunas veces provoca literalmente mandarlo todo al carajo, pero el mundo no tiene la culpa de nuestras desgracias. Por eso sé amable, cordial y respetuoso siempre, con TODAS LAS PERSONAS, nunca se sabe a quién tienes al frente. Sonríe y el universo sonreirá contigo.
Nota: dije amable, no pendejo.
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