Día mundial del sueño
- solrep4s
- 17 mar 2017
- 7 Min. de lectura


17 de marzo
Otra vez es muy tarde, como de costumbre estoy acostado en mi cama terminando de leer, sin darme cuenta estoy cayendo dormido lentamente con el libro en mis manos. A la mitad de mi sueño me despierto y veo toda la habitación oscura exceptuando la esquina derecha de mi cuarto, donde tengo mi lámpara de noche encendida, bajo la mirada y puedo notar que ya no tengo el libro encima, supongo que mis padres entraron y lo guardaron.
Me intento levantar de mi cama para apagar la luz, pero estoy como un maniquí, mis brazos y piernas están pesado como unas piedras y no logro moverlas, me comienzo a desesperar, mi corazón se empieza acelerar y siento un dolor muy fuerte en el pecho que no puedo controlar, escucho una risa como de hiena que proviene de la esquina de mi cuarto.
Observo una criatura pequeña de color verde pasto y ojos amarillos en el borde de mi cama, escucho como empieza a trepar la madera con sus garras y se acerca a mi hasta sentarse en mi pecho, me duele cada vez más y ya siento que no puedo respirar, la criatura me ve fijamente a los ojos y comienza a susurrar ruidos extraños que no puedo comprender, intento gritar para que alguien en la casa me escuche pero no logro emitir ni una sola palabra.
Cierro mis ojos y trato de tranquilizarme, mi corazón vuelve a su velocidad normal y es cuando decido volver abrir los ojos, la criatura ya no está, se siente una tranquilidad extraña en la habitación como si nada hubiese pasado, ahora si me puedo mover con tranquilidad y me doy cuenta que estoy completamente sudado como si me hubiese puesto a correr un maratón, no sé lo que acaba de pasar, solo estoy seguro de una cosa: esto no fue solo una pesadilla.
Parálisis de sueño: La parálisis del sueño es un trastorno del sueño sorprendentemente común que se produce durante la transición entre el sueño y la vigilia, ya sea en los momentos previos a conciliar el sueño o en el momento del despertar. Quien la sufre, despierta bruscamente teniendo plena consciencia de sus pensamientos pero manteniéndose paralizado físicamente.
Aunque puede abrir los ojos, no es capaz de emitir sonido ni mover músculo alguno, lo cual le genera una considerable sensación de angustia y de temor por estar sufriendo un episodio de una enfermedad grave. Por si fuera poco, al encontrarse en un estado de limbo entre el sueño y la vigilia, la persona suele padecer alucinaciones auditivas y visuales que generalmente coinciden en una intensa sensación de presencia y de movimiento en torno a su cuerpo indolente. Los ataques a menudo implican sensaciones de terror, ira y de muerte inminente, ya que las alucinaciones suelen ser de carácter siniestro y malévolo.
Fuente de inspiración:

Nombre: La pesadilla
Pintor: Johann Heinrich Füssli
Año: 1781
Técnica: Óleo sobre lienzo
Estilo: Romanticismo

Hoy en la mañana antes de sentarme a escribir este artículo decidí ver "Love, Rosie". La razón principal es porque Sam Claflin me parece hermoso, pero ese es otro tema. Lo que realmente quiero rescatar de esta película es una frase que dice así: “Siempre salvaguardaré tus sueños, Alex. No importa lo raros o retorcidos que sean”. Me parece que es la frase más hermosa que escuchado en el mes, sólo porque sé que los sueños no son algo que se comparta con cualquiera. En primer lugar: porque algunos son tan vergonzosos que dan hasta pena decirlos en voz alta. En segundo lugar: muchas personas no los entenderían.
Y no me refiero a los sueños metafóricos, esos que fabricas cuando estas despierto, que si el trabajo más deseado, tu crush se convierte en tu novio, ganaste un premio, realizaste el viaje de tu vida o cumpliste tus objetivos. Estoy hablando de esos que obtienes cuando te vas a dormir, esos de los que hablaba Freud, los que no puedes manipular, como sus sabias palabras dicen: “Los sueños son a menudo más profundos cuando parecen más locos”.
Y ya no recuerdo a donde quería llegar con estas palabrerías, porque como cosa rara tengo sueño y cuando eso pasa olvido más rápido las cosas. Es una pena que mis manos no puedan ir tan rápido como mis pensamientos, es algo que siempre lamento. Bueno, lo que sea. Adiós, hoy es día del sueño y lo voy a celebrar como Dios manda: con el aire a 16ºC, las sábanas recién lavadas, la almohada bien esponjosa, las luces apagadas y si la batería de mi tablet me permite, con música relajante de fondo.
Nota: espero que me disculpen si esperaban algo más profundo, pero estoy segura de que mis bellos compañeros se encargarán de eso.

¡ESPERA!
Antes de comenzar a leer esta historia reproduce el vídeo de abajo, no debes verlo, solo deja que la música se reproduzca en el fondo mientras lees.
Dicen que cuando estás a punto de morir ves pasar toda tu vida frente a tus ojos, y yo ahora la veo, pero sé que estoy durmiendo.
Los días se recrean uno a uno llenando con alegría y tristeza mi cuerpo. Me veo a mí mismo, con tan solo dos años de edad, gordito, con el cabello corto y amarillo, estoy jugando con lo que parece ser un celular, es más grande que mi cabeza, sonrió mientras muerdo la antena y pulso los botones que lanzan pitidos al aire, de pronto mi alrededor de vuelve oscuro, he dejado de mordisquear el teléfono, mi expresión cambia, ahora lloro, parece ser que me he golpeado la cabeza, subo mis pequeños brazos para tocármela con cuidado. Mi entorno vuelve a iluminarse, estoy debajo de una mesa, creo que me he golpeado con ella. Siento como si mi yo de la realidad intentase despertar, me esfuerzo por abrir los ojos, no obtengo resultado alguno. Mi cuerpo se mece suavemente.
Un enorme resplandor repentino me cega la vista, al cabo de unos minutos puedo ver de nuevo, estoy frente al mar, en una pequeña playa. A unos metros puedo verme correr de mis amigos, algunos se lanzan arena entre ellos, otros intentan derribarme. El cielo se nubla con rapidez, el paisaje se colorea de un tono grisáceo y el sol pierde su brillo lentamente. Me busco con la mirada, no encuentro a mis amigos, pero a mí sí, estoy sentado sobre un tronco bajo una larga palmera cerca de la orilla. Visto de traje, sostengo los zapatos en la mano, aunque mi cara transmite travesías y tristeza, el traje está perfectamente planchado, como si hubiese salido de mi casa tan solo hace unos momentos. Reconozco esta playa, era mi lugar feliz… sí, 'era'.
Los suaves movimientos siguen meciendo mi cuerpo, sin darme cuenta despego los pies de la arena, estoy flotando, me alejo lentamente del suelo, de la isla, del mar, subo a las nubes y todo se vuelve pulcritud, el blanco brillo del cielo hace que me duelan los ojos. El resto de mis recuerdos desfilan frente a mí a tal velocidad que si pestañeara me perdería la mayoría de ellos, fiestas, viajes, amores de una noche, peleas, noches en vela, trabajo, verlos cada uno en retrospectiva me hace pensar que mi vida no tiene nada de interesante. Los recuerdos siguen su rumbo hasta golpearme con una densa oscuridad. Escucho algunos murmullos y risas juguetonas, estoy sentado al pie de una cama, es mi voz, y la de mi novia… «Espera, pero si esto ha pasado solo hace unos días».
Mi cuerpo reacciona, abro los ojos, dos sujetos discuten con furia, uno de ellos me apunta con una pistola mientras pelea con el otro. Se percatan de que estoy reaccionando. Me golpean con la cacha de la pistola, el golpe me desorienta. Veo a los sujetos abrir la puerta y salir del carro. Apenas logró distinguir sus gritos.
-¡Conecta el gas al aire acondicionado Inútil! Está despertando. Sino tendremos que matarlo de un tiro.
-¡Maldito seas! ¡Deja de mandar, todo esto no estuviera pasando sino fuera por tí!
Abren el capot del auto. La pistola brilla con la luz de la luna. El aire empieza a soltar un bufido, tiene un olor dulce que me marea de inmediato.
Sueltan el capot de golpe. El agua escurriendo a través del parabrisas no me deja distinguir sus rostros.
-¡Corre estúpido de mierda, no podemos dejar que nos vean aquí! Se quedará dormido de nuevo y morirá.
En efecto, el sueño me noqueó sin ningún esfuerzo.
Pd: Feliz día del sueño, recuerden que todo sueño de belleza dura mínimo 12 horas.

El sueño es sinónimo de importancia, sin él no seriamos más que zombies con ojeras gigantes. Es una idea abstracta y una constitución biológica, no sé qué haríamos sin él tanto por las noches como durante el día.
Los sueños han sido tema recurrente a través de los años, sino pregúntenle a Freud sobre la interpretación de estos, que van más allá de una locura que se transforma en realidad en las horas de sueño, pero que las personas catalogan de insignificante justo al abrir los ojos. He ahí el error, su relevancia es incalculable. (Por algo Freud mandaba a escribir a sus pacientes lo que recordaran apenas despertarse, y es, además, una técnica indispensable en la vida de un escritor.)
Imagínense un mundo sin sueños, ¿dónde estarían Harry Potter, los parques de Disney, la creación de los aviones? O algo más sencillo como una figura de origami, sin ellos, no hay creación. Cuando era pequeña imaginaba que, con los años, los científicos inventarían una máquina que permitiría ver los sueños de las personas, se proyectarían como una película, sería un artefacto que pudiera grabarlo todo y mostrarnos más que nuestra memoria. Después de todo, los científicos son los magos de nuestra realidad.
Sin embargo, hay que tener cuidado con ellos, y lo dice una persona que viaja en ensoñaciones un 50% del tiempo, pero hay que admitir que lo que se sueña no siempre vuela de nuestro lado. Suelen ser traviesos, mostrándote cosas que ni te permites pensar o que no pasarían nunca por tu conciencia (o eso nos decimos a nosotros mismos), puede transformarse en una pesadilla, juntando a todos tus monstruos picoteando sobre ti, mientras miras al cielo buscando una salida. Cierras los ojos un segundo y ya no sientes nada, al abrirlos te encuentras a la orilla de una playa, un cangrejo te observa a un par de metros, se sostienen la mirada, estás seguro que espera que lo sigas y eso haces.
Entran al agua juntos, que está cálida y refrescante. Te sumerges más y más, no piensas ni por un segundo que se supone que no puedes respirar debajo el agua, lo sigues alegremente hasta un castillo azul, todo es azul, el piso, las algas, las sirenas, todos te ven. El rey te espera en el trono con tridente en mano, el agua empieza a drenar y sientes que te asfixias con el aire, bajas la mirada y no hallas tus piernas, sino una aleta, la más bella de todas. Cualquiera mataría por tener una así o por estar contigo, todos menos esa persona, a la que realmente quieres, quien te observa desde una esquina con curiosidad. Te acercas, pero escuchas al cangrejo quejándose monocorde, volteas y solo ves la pantalla con el despertador.
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