top of page

Una charla inconsciente

  • Gabriela Peña
  • 4 abr 2017
  • 3 Min. de lectura

Caminé hasta su casa en silencio. El ambiente era fresco, la brisa hacia danzar las hojas que caían como bailarinas desde la copa de los árboles. Era el escenario perfecto para una despedida.


Me detuve frente a la verja. No habíamos concretado una fecha y mucho menos una hora, no era necesario, ambos sabíamos que este encuentro era inevitable. Solo era cuestión de tiempo para que me presentara frente su casa. Paseé la mirada por el cartel que rezaba “EN VENTA”, luego a la puerta que permanecía casi igual que siempre, se veía descolorida, efecto cortesía del tiempo. El resto de la casa no era más que un borrón tan difuso como el dueño.


Me acerqué hasta la puerta, no hubo necesidad de tocarla, él ya estaba esperándome. Me recibió como un viejo amigo, resignado por el camino que habíamos trazado, con una sonrisa cálida y ojos serenos.


-Han pasado semanas desde la última vez que te vi por aquí.


No pude hacer más que encogerme de hombros. Era cierto, mis visitas se fueron reduciendo poco a poco. Con el paso del tiempo le veía menos y menos sentido pasarme por este lugar. Él me invitó a sentarme en los bancos del jardín, era una tarde como pocas, sería una ofensa a la naturaleza desperdiciarla.


-Supongo que es mejor así. -soltó cuando nos sentamos, como si no hubiéramos interrumpido la conversación. -Es mucho mejor para ti, sin duda. Después de todo nunca me gané realmente mi puesto aquí.


-Claro que lo hiciste, no solo mis caprichos te abrieron espacio en este lugar.

Me miró con los ojos entrecerrados, negando ligeramente con la cabeza. Posó un brazo en el espaldar detrás de mí, y miró hacia al cielo.


- ¿A dónde iras?


- A unos edificios, es un departamento cómodo, pequeño. -hizo una pausa y volteó a verme. -Sabes que es imposible que me vaya de esta ciudad.


Sus palabras no eran recriminatorias, él estaba relajado, sereno. Pero los dos sabíamos que era yo quien lo anclaba a este lugar.


- ¿Sabes quién ocupará la casa? -pregunté por cambiar de tema.


-No lo sé aún, los de la inmobiliaria dicen que aún no han conseguido a un buen candidato. Pero supongo que terminará siendo un desconocido de ojos claros.


Me reí, la mayoría de sus vecinos tenían esta peculiaridad, sin embargo, ninguno poseía un terreno como el de él o la elegancia de su hogar.


Se creó un silencio entre los dos, sabíamos que el tiempo se nos acababa, pero no teníamos apuro. Podíamos estar tranquilos con nuestros silencios, a veces no había necesidad de rellenar cada segundo con palabras.


- ¿Tú cómo estás? -pregunté al cabo de un rato, sin quitarle el ojo de encima.


- Bien, convencido. La verdad es que debí haberme ido hace mucho tiempo. Mi estancia aquí no es sana para ti.


- Eso no…


- Sabes que lo es. Estamos atascados, no había forma de crecer ni de echar para atrás. -sus pupilas marrones me observaban con intensidad. -No existe siquiera un olor de mí. Casi sentí un alivio cuando comprendí que tenía que irme de aquí, cuando al fin habías comprendido que… esto no tenía sentido. -por primera vez se veía afligido. -eso no quiere decir que no fui feliz aquí. Pero no me corresponde a mí ocupar parte de tus pensamientos.


- ¿Y qué esperas que responda a eso? ¿Qué te repita que a veces abusas de perfecto?


- Siempre fui el que tu creíste que yo era, ojalá mi contraparte fuera, aunque sea, un poco como yo. -dijo arrastrando las últimas palabras con amargura.


- Pero él no lo es.


- No, no lo es.


Sentía que la conversación estaba tomando un camino extraño, no era eso por lo que había ido, quería despedirme de lo que no había sido. Junté mis pensamientos y abrí ligeramente mi boca para hablar, pero él prácticamente me robó aliento adelantándose.

-Ana, prométeme una cosa. Prométeme que nunca volverás a traerme para acá. Es inútil que permanezca aquí, porque no me pertenece y él no se lo merece. Los tres estaremos mejor así. Esta casa la debe ocupar alguien que valga la pena.


No respondí.


-Prométemelo.


Justo cuando pronuncié las palabras un viento rebelde pasó sobre nosotros, arrastrando nuestros cabellos, las hojas y mi respuesta.


Comments


RECENT POSTS

FOLLOW US

  • Grey Twitter Icon
  • Grey Instagram Icon

ABOUT REP4S

Somos cuatro amigos (Gabrieña, Jose, Sthefany, Víctor) intentando crear contenido -Aunque puede que encuentres muchas pendejadas-, desde el apareamiento de las hormigas hasta una guerra interplanetaria. Se supone que (No, aquí no viene la canción de Luis Fonsi) deberíamos ser serios, pero la solemnidad no es asunto nuestro.

HAVE FUN WITH US!

REDES SOCIALES 

SUSCRÍBETE

¿Quieres saber cuando publicamos? Envíanos tu email y ¡mantente informado! 

© 2023 by Rep4s. Proudly created with Wix.com

bottom of page