top of page

Humans

  • Gabriela Peña
  • 18 abr 2017
  • 3 Min. de lectura

Qué criaturas más extrañas somos los humanos.


Somos seres extremadamente complejos, en cualquier mundo paralelo y desconocido bien podríamos ser unas máquinas, ¿no lo creen?


Nuestro cerebro, una máquina de por sí a toda regla, cumple cientos de funciones en un segundo, no hace falta ser un científico y saber todas sus partes para notar, por ejemplo, todo lo que ocurre cuando te encuentras con alguien, por sorpresa, con el que no habías hablado desde hace años, de esos a los que tampoco le dedicas en tus días ni un mísero pensamiento. Aun así, al momento que lo tienes frente a frente en tu mente se recrean un montón de imágenes y frases de lo último que almacenaste de esa persona con una rapidez impresionante, como tu cerebro diciendo “Eh, esto es la información que tenemos, ahora ve qué haces con eso”.


O cuando mantenemos una conversación con alguien con el que no habíamos hablado desde hace un largo tiempo y comienza a hacerte preguntas sobre tu gato, tu novia o la última serie que viste. De cierta forma u otra tienes que hacer un… ¿update regresivo? Es volver a acoplarte a esa versión que dejaste de ti mismo en ellos. Luego de hacer ese reconocimiento, (unos cálculos rápidos en tu cabeza, mientras tus gestos expresan un sentido “¿De qué hablas?”) comentas un sonoro “ah” y pasas a explicar que ahora tienes dos gatos, que tu suegra ganó la guerra o que en retrospectiva esa serie con la que fangirleaste no era tan buena.


Y eso por solo hablar de una partecita del cuerpo, esa pieza que nos coordina y le dice a nuestros dedos que marquen las teclas adecuadas, que mueva los pies uno detrás de otro, que coloque los omoplatos contra una espaldar, y entre las más difíciles, que controle nuestras expresiones cuando sentimos que nuestros verdaderos pensamientos están fuera de lugar y bajo ningún concepto deben verse reflejados como un espejo en nuestras caras. En este caso solo se puede esperar el mejor intento.


También somos criaturas mañosas, acariciamos esa piedra que nos hace caer, nos conformamos con migajas, nos revolcamos en el lodo. Cuando nos sentimos indefensos y atacados, lanzamos dagas en forma de palabras, recurrimos al buzón de mensajes con la esperanza de que haya llegado el aviso de esas oraciones que deberían haber llegado semanas atrás. Disfrutamos con el caos, tumbamos el castillo de dominó que nos tomó horas construir y observamos pacientemente su caía, tonteamos con el fuego y marcamos trazos sobre las cenizas. No conformes con nosotros mismos, cuando nos creemos más que suficiente, nos creamos guerras con robots y aliens. O entre nosotros.


Sin embargo, del polvo creamos imperios. Sonreímos al niño travieso que va llenando el aire con pompas de jabón, lanzamos papeles al piso que se convierten en oro en el segundo que toca el suelo y se transforma en el juguete predilecto de nuestras mascotas. Colocamos hombro con hombro para que el del medio no se caiga, nos enseñamos atajos del laberinto, compartimos memes y vídeos para que el de al lado de asombre o se sonría. Creamos libros para expandir un poco más al mundo.


Pero quien sabe, tal vez solo seamos unos sims bastante elaborados de un gigante extraterrestre.



Es posible que no esto no guarde relación con lo que leas arriba, pero aprovechemos el momento y escuchemos una canción que guarda el mismo nombre.




Comments


RECENT POSTS

FOLLOW US

  • Grey Twitter Icon
  • Grey Instagram Icon

ABOUT REP4S

Somos cuatro amigos (Gabrieña, Jose, Sthefany, Víctor) intentando crear contenido -Aunque puede que encuentres muchas pendejadas-, desde el apareamiento de las hormigas hasta una guerra interplanetaria. Se supone que (No, aquí no viene la canción de Luis Fonsi) deberíamos ser serios, pero la solemnidad no es asunto nuestro.

HAVE FUN WITH US!

REDES SOCIALES 

SUSCRÍBETE

¿Quieres saber cuando publicamos? Envíanos tu email y ¡mantente informado! 

© 2023 by Rep4s. Proudly created with Wix.com

bottom of page