Game of Venezuela: Nuestra Venezuela
- Sthefany Sánchez
- 30 abr 2017
- 3 Min. de lectura

Con la cantidad de líneas que borré escribiendo esto, podría fácilmente alcanzar tres capítulos seguidos de cualquiera de los libros de Game of Thrones. Que por cierto, aquí entre nos, esa historia es bastante parecida a la nuestra. Los políticos peleando por el poder mientras el pueblo muere de hambre. La pobreza, las injusticias y la escasez están a la orden del día. La guardia real mata y silencia las voces que considera una amenaza, al mismo tiempo que apresan a los buenos políticos. Todo el que piense diferente es un traidor para el trono de hierro o Miraflores, como dice la Reina Roja de Alicia “¡perderá la cabeza!”.
Esto sólo por nombrar algunas cosas, porque si nos ponemos a enumerar y hablar de: la represión, el engaño, la corrupción, la tiranía y otros asuntos a los que son sometidos ambos pueblos, necesitaría una entrada extra. Incluso, las andanzas de Cersei por las calles del Desembarco del Rey son bastante parecidas a las de Maduro en San Felix, solo que en los libros de George Martin hay más alimentos que solo huevos para lanzarle, pero la cantidad de insultos son proporcionales. Es tan insólito que allá también los ministerios se reparten por camaradería y no por meritocracia.
Claro, existen muchas diferencias, quizás la más resaltante es que en Venezuela los valientes son las únicas personas que tienen la gallardía de desnudarse y caminar entre la multitud directo hacia criaturas frías y sin corazón. O sino pregúntele a Hans Wuerich, un ciudadano de a pie que durante las protestas del 20 de abril, con una biblia en la mano decidió enfrentar la represión impuesta por el régimen diciéndoles “no más”. Eso le costó un montón insultos por parte de los represores, gas lacrimógeno y de perdigonazos a traición directo a su espalda, su respuesta fue “Los perdigonazos no duelen, duele es el hambre de la gente”.
Siendo ciudadana venezolana vivo cada uno de los problemas por los que atraviesa el país, incluso algo tan aterrador como el miedo a los motorizados. ¡Sí, a los motorizados! porque aquí las motos son presagio de malas noticias. Para ponerlo en contexto de Got, son como los cuervos negros “alas negras, palabras negras”. En Venezuela sería algo más parecido a “motorizados = malandros”.
¡TENEMOS HASTA PAJARITOS QUE HABLAN, COMO LOS DE VARYS! Literal y metafóricamente. En definitiva, somos unos bárbaros. Y ya que estamos en esto de ponerle personajes a todo el mundo, los chavistas serían una versión súper menos inteligentes y más torpe de los Caminantes blancos, porque todo lo que tocan lo destruyen. Nuestro Ramsay Bolton, sin duda alguna se lo dejo al defensor del pueblo, aunque la GNB, la PNB y Diosdiablito, se están disputando por ese puesto.
Yo no creo en políticos, pero a mí me parece que el más sensato en todo esto asunto es Tyrion Leopoldo, que digo, Tyrion Lannister. Lo siento, pero a veces confundo los nombres de las personas que llevan cerebros inteligentes.
No sé a ustedes, pero a mí me encantaría que cuando esta pesadilla acabe, porque va a terminar, la iglesia hiciera caminar a más de uno desnudo ante los ojos de los venezolanos, desde Miraflores hasta Ramo Verde, mientras atrás va una monjita gritando ¡Shamee! ¡Shamee! ¡Shamee! Así el pueblo se desquitaría un poco de tantas injusticias y a ellos Dios les perdonaría algunos pecados.
Y por si les quedaba alguna duda, evidentemente aquí los únicos Jon y Daenerys son la juventud venezolana, que se ha encargado de hacer justicia, liberarnos de los tiranos y luchar por un mejor futuro. A todos ellos un abrazo fuerte, felicitaciones y mi mensaje de fuerza, respeto y solidaridad. Hay que seguir luchando, porque en un solo día de batalla no se conquistó el Trono de Hierro, ni mucho menos se derrotaron a los Caminantes blancos. Nos vemos en el campo de guerra.
Valar Dohaeris.
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